Desde muy joven, siempre he investigado y probado aquellas cosas que se me metían en la cabeza y que rara vez, salvo que consiguiera conocer todo el proceso, como funcionaba, no dejaba a un lado. Aun cuando consiguiese el resultado satisfactorio la idea no me abandonaba. No importaba haber llegado a buen puerto, eso seguiría ahí, esa idea, ese pensamiento, las ganas de conocer… se mantendrían rodeando mi cerebro hasta completar todo el camino desde el punto inicial hasta punto final. El resultado por lo tanto, nunca fue mi prioridad.
Esto me llevó a que aplicase ciertas absurdeces vistas desde fuera, porque si os soy sincero, al estar dentro de la vorágine nunca me he dado cuenta de ello o nunca presté importancia, que aquello que estaba intentando era una auténtica estupidez. Hasta que alguien cercano, si era amigo, te decía que dejara eso que no iba por buen camino, o bien si era un conocido, un familiar menos sutil o con maneras menos discretas, me soltasen eso de «no eres más tonto porque no puedes» o la típica de «deja de hacer el gilipollas que te harás daño» ;).
Pues llegados a ese punto, aquí me encuentro ahora mismo, comenzando este blog para dejar por aquí escrito todas esas partes de mí o cosas que me rodean. Porque ahora donde los blogs ya no son lo que eran tiempo atrás, ahora todo es más… visual, mediante vídeos en streaming, posiblemente esto sea otra absurdez fuera de tiempo y de lugar. Pero es el momento para mí y además es una posible «tontería» controlable. Y también servirá para que cuente lo que surja o incluso para dejarlo de recordatorio para verlo como algo bonito de recordar de aquí a muchos, muchos años.
Por lo que aquí empieza «mi imposible».
Bienvenido seas.